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domingo, 29 de mayo de 2016

Rembrandt Harmoszoon van Rijn: Sus dibujos





Considerado el más grande pintor de todo el arte europeo, Rembrandt fue un pintor y grabador del Siglo de Oro holandés. Artista holandés del barroco, es uno de los más grandes pintores de la historia del arte universal. Fue un intérprete excepcional de la naturaleza humana y un maestro de la técnica, no solo pictórica, sino también del dibujo y del grabado. Su obra produjo un gran impacto en sus contemporáneos, e influyó en el estilo de muchos artistas posteriores. Es probable que no exista ningún pintor que haya igualado a Rembrandt en su utilización de los efectos del claroscuro o el empaste vigoroso

Hay artistas que se pasaron toda su vida trabajando. Rembrandt fue uno de ellos, ya que además de su formidable catálogo de pinturas fue un prolífico grabador y dibujante. De la importancia de esta última nos asombra que, en el catálogo de Otto y Eva Benesch, realizado alrededor de los años 50 del siglo pasado, se contabilizan más de mil quinientos. Rembrandt dibujó intensamente, por lo menos durante cuatenta años de su vida (entre 1627 y 1662). Solo diez dibujos escapan a estos límites cronológicos, aunque se supone también, que muchos se han perdido en el transcurso del tiempo. 

Su producción de dibujos fue tan prolífica como brillante. Unos 1400 dibujos han sobrevivido hasta nuestros días, mientras otro número idéntico se ha perdido. Las razones de dicha pérdida, además del incendio, inundación y la negligencia, pueden adivinarse a partir de los dibujos que quedan. Rembrandt realizaba relativamente pocos estudios preparatorios para sus pinturas. Por lo eneral sus dibujos no estaban relacionados con sus principales obras, y eran, por otra parte, sin firma (existen, obviamente, excepciones a esta regla). Por ello es probable, que los recolectores inexpertos, engañados por la simplicidad de los dibujos e ignorantes de su autoría, los hayan, simplemente y lamentablemente, descartado. 

Dibujar de la vida real (a diferencia que del natural) y luego de memoria eran las dos últimas etapas en el aprendizaje de un pintor en tiempos de Rembrandt. En una época en la que el pintor ocupaba un lugar central, pues hacía a su vez de cineasta y cronista, la máxima categoría era la pintura de cuadros históricos, el decatlón de la pintura, ya que debía reunir las habilidades de todas las demás. 






Dos cosas nos llaman la atención en los dibujos de Rembrandt: la primera, que muchos otros pintores han dibujado bocetos, estudios, posturas como preparación para sus futuros cuadros. En Rembrandt, ese tipo de dibujo es casi anecdótico, la gran mayoría de sus dibujos son una obra en sí mismos, y la segunda: su producción es inmensamente prolífica, contrasta con la casi inexistencia de dibujos de otros pintores contemporáneos suyos. 

Como demuestran los dibujos, estas obras de Rembrandt reflejan, más que aprendizaje, maestría, con un trazo suelto, creativo y en libertad. No están hechas para entrenar la mano, sino para testimoniar el aprendizaje de una mirada. Una perspectiva de la apabullante obra de Rembrandt sugiere que en ella los dibujos están hechos, sobre todo, como ejercicios de la mirada y la capacidad de observación, y también para enriquecer el banco de ideas. 

Sus dibujos nos permiten acercarnos a otro costado del artista, al que intuimos en muchas de sus pinturas, sobre todo a aquellas que tienen que ver con sus mujeres. En sus dibujos, en cambio, uno se encuentra más bien con el hombre, con el ser humano. Son dibujos generalmente espontáneos, frescos, desenfrenados, informales, en los que desfilan sus modelos, sus ayudantes en el taller de pintura, las mujeres de su casa, ancianos, niños, madres, todos ellos en sus quehaceres cotidianos, gozando de la intimidad del pintor, paisajes, animales domésticos, etc.

A Rembrandt le gustaba dibujar con pluma y tinta, técnica que emplea en la gran mayoría de sus dibujos conservados. En aquella época las plumas que empleaban los pintores podían ser de ave, o bien, de junco. Las plumas de ave se escogían de las grandes plumas huecas de las alas exteriores de ocas, , cisnes o cuervos. Para utilizarlas había que prepararlas con cuidado. Primero se las rascaba y se las endurecía sumergiéndolas en ceniza caliente o arena. Lueo, en uno de los extremos se tallaba la punta, quedando lista para su utilización

A lo que se refiere a la pluma de junco se la obtenía de los tallos huecos de la caña o el bambú. Su punta suele ser más roma, por lo que los trazos del dibujo son más amplios que los de la pluma de ave. 






Por lo general Rembrandt utilizaba tinta marrón o aguada (que también puede ser aplicada con pincel). Durante mucho tiempo se ha supuesto que utilizaba un tipo de tinta que se extrae del hollín, denominado bistre. Sin embargo, a prinart cipios de la década de los 80 del siglo pasado, técnicos del Metropolitan Museum of Art, descubrieron que utilizó este tipo de tinte en muy pocas ocasiones, empleando casi siempre tinte de agalla (sustancia que se forma en las hojas del pistachero y del roble) y sales de hierro. 

En otras ocasiones utilizó tinta india o china, que se obtiene del hollín creado por la quema de aceites, resina o madera resinosa, o de la quema del carbón de madera mezclado con goma o resina.

La acuarela blanca opaca también fue utilizada en varias ocasiones por Rembrandt, sea para crear toques de luz en sus dibujos, o de lo contrario, para tapar, suprimir o suavizar líneas hechas anteriormente con tinta. 

Además de ello, Rembrandt también utilizaba tiza roja, negra o el carbón. La tiza negra es un compuesto de esquisto carbonífero y arcilla que aplicó especialmente en figuras y paisajes. Como resultado se obtienen unas tonalidades apagadas, mientras que con el carbón se conseguía un resultado más brillante. 

En los siglos XV y XVI el dibujo a punto de metal gozó de una enorme popularidad , aunque en la época de Rembrandt casi había dejado de utilizarse, aunque era vista como una técnica refinada y elegante, aunque antigua. 

Para finalizar, Rembrandt no solo utilizó estas técnicas por separado. Muchas veces, desafiando las normas convencionales de la época, las utilizó de manera simultánea en un mismo dibujo, llegando, en ocasiones, a complementarlo con óleo, tratando a los dibujos como verdaderas pinturas. 





lunes, 7 de septiembre de 2015

Pintura a la Acuarela

Acuarela de John Singer Sargent



La pintura a la acuarela llamada la hermana pobre del Arte, empezó con la invención del papel en China, poco después del año 100 antes de Cristo.

Fue en Egipto, donde a orillas del Nilo descubrieron una planta fibrosa llamada cyperus papirus, con cuya corteza pegada en tiras, los egipcios formaban un rollo llamado volumen. Utilizando estos rollos de papiro, se escribían e ilustraban volúmenes sobre ciencia, historia, magia, religión, etc. Las imágenes de estos volúmenes (miniaturas) eran pintadas con colores transparentes, los pigmentos provenían de tierras para los ocres y sienas, de minerales como el cinabrio para el rojo, la azurita para el azul, la malaquita para el verde, el oropimiente para el amarillo y el rejalgar para el naranja; para el negro usaban madera de sauce quemada y para el blanco con tiza de yeso. Estos pigmentos se aglutinaban con goma arabica y clara de huevo y se aplicaban diluidos en agua, eran colores a la acuarela.

Muchos años después, en la antigua ciudad de Pérgamo, se empezó a utilizar el pergamino. Las hojas del pergamino unidas en cuadernillos eran llamadas codices, y estos a su vez ligados en varios plieges firmaban los libros llamados codex. 

Hasta el siglo IX, tanto en Grecia, como en Roma, Siria o en Bizancio, la mayoría de las miniaturas eran pintadas con acuarela mezclada con blanco de plomo (acuarela opaca). Carlomagno concede gan importancia a la creación de manuscritos y consigue la colaboración de buenos artistas, estos usaban la acuarela con la acuarela transparente, procedimiento que se extiende durante la Edad Media y alcanza el Renacimiento. 

En el siglo XII, los árabes introdujeron la fabricación de papel en España y la tecnología se extendió a Italia, décadas más tarde. Algunos de los más antiguos fabricantes de papel incluyeron a Fabriano (en Italia), desde 1276 y Arches (en Francia), desde 1492.

Durante el Renacimiento y los siglos posteriores (XVI y XVII), todos los estudios previos, dibujos, apuntes de figuras, partes del cuerpo en escorzo y el correspondiente cartone final (dibujo cuidado), se realizaba con una aguada monocroma pintada con dos colores sepia. Esta norma era seguida por Rafael, Leonardo, Miguel Ángel, entre otros, cuando tenían que pintar un cuadro o mural importante. La acuarela monocroma era el medio generalmente empleado para tomar apuntes al aire libre, empleando en ocasiones papeles en color gris o pintado previamente de color amarillo u ocre, sobre el que se pintaba después con sepia y agua. 







Fue Alberto Durero, precursor de la pintura a la acuarela, quien le confirió su verdadero valor, pero hasta siglos después no fue reconocido como gran acuarelista. Después de Durero la acuarela deaapareció como tal, pero se utiliza como medio auxiliar para pintar al óleo, como descubrieron posteriormente los artistas flamencos, y sobre todo, Pedro Pablo Rubens, quien concebía la obra mediante unos primeros apuntes que luego concretaba en un dibujo acuarelado a partir del primer esbozo, pintaba al óleo un proyecto a escala reducida. Anthon van Dyck y Jacob Jordaens, quienes trabajaron en el taller de Rubens, continuaron el estilo y la manera de trabajar de su maestro, el uno para sus óleosm, como fondo de sus retratos, el otro para sus tapices.

Aunque Rembrandt nunca pintó a la acuarela, pintó cientos de estudios y apuntes a la aguada, color sepia oscuro, con una destreza capaz de expresar el volumen, la sombra, la penumbra, el reflejo y el color, pues, para el artista estos apuntes representaban notas en color. Claude Lorrain pintaba grandes paisajes, también a la aguada. Imaginaba el tema que primero componía en un boceto inicial a la aguada, después, al aire libre tomaba notas, a pintar pequeños cuadros a la aguada con dos o tres colores de la misma gama, siena o sepia y tierra sombra y después de ello, recién componía la obra en óleo. Ni Rembrandt ni Lorrain pintaban aun a la acuarela, aunque hicieron de la aguada una manera de pintar que tenía valor por si misma, convirtiéndola en algo más que un medio auxiliar para pintar al óleo, convirtiendose en un procedimiento que requería la misma técnica que la pintura a la acuarela.

Durante el siglo XVIII muchos ingleses que viajaban por el continente europeo descubrieron los paisajes de Claude Lorrain y quisieron llevarse a Londres un recuerdo gráfico de Venecia y Roma. Estos recuerdos en forma de aguafuerte, impresos en negro o en sepia (llamadas vedutas), siendo en ese entonces muy famosas las de Canaletto de Venecia. A esta producción de las vedutas se añadían la importante publicación en Gran Bretaña de láminas inglesas, constituidas por aguafuertes o grabados al cobre de dibujo, en negro o en sepia, reproduciendo paisajes y ciudades, monumentos, flores, bodegones, etc, que decoraban las paredes de las casas, ya que eran realizados por dibujantes (llamados topógrafos). Años más tarde se pensó que las vedutas llegadas desde Italia, podían ser más artísticas, si se las iluminaba con colores a la acuarela. 


En esta transformación de dibujos a pinturas intervino, entre otros artistas, Paul Sandby, a quien los ingleses llaman padre de la acuarela. Paul Sandby dibujó y grabó planchas con ruinas que iluminaba con colores a la acuarela. En vez de resolver las láminas con la rutina de un trabajo en serie, se esforzó en hacer de cada reproducción una obra única, lo cual le permitió estudiar y experimentar fórmulas y métodos para pintar a la acuarela. Aparte del tiempo en que trabajó en las vedutas, pintó a la acuarela paisajes urbanos y rupestres, sobresaliendo los paisajes captados, muchas veces, del natural. Su técnica y estilo infliyó en los artistas ingleses que pintaban paisajes de su país a la acuarela. A finales del siglo XVIII se conocían artistas tan famosos como William Hogarth, Joshua Reynolds o Thomas Gainsborough, que no solo preconizaban el mérito y el valor de la acuarela, sino que la habían utilizado como forma de expresión. A principios del siglo XIX, en 1804, se fundó la primera Sociedad de Acuarelistas del mundo. Un año después se celebró la primera exposición de cuadros pintados a la acuarela.




Acuarela de Paul Sandby



La temática de la acuarela se había ampliado a temas más ambiciosos, como composición de figuras. En este campo Henry Fuseli y William Blake demostraron un conocimiento y un poder imaginativo extraordinarios. Las obras de Fuseli se caracterizan por el dibujo exagerado del movimiento y gestos de sus figuras. Son célebres las acuarelas de William Blake para el Libro de Job y para los poemas de Dante. De este modo la acuarela se convirtió en arte por si misma. Los dos mejores exponentes de la acuarela de finales de siglo XVIII  y que influirían en el siglo XIX fueron Joseph Mallord William Turner y Thomas Girtin.

Artistas importantes en la acuarela inglesa son Richard Parker Bonington, , que difundió la acuarela en Francia con su mejor representante, Jean Baptiste Camille Corot, John Sell Cotman, quien destacó como uno de los mejores acuarelistas de paisajes del siglo XIX, John Varley, experto en composición y armonización del color. Y aunque John Constable solía realizar la mayoría de sus obras al óleo, también experimentó con la aguada y la acuarela, probando su maestría dentro de ese estilo tan peculiar.

Los franceses no conocieron la acuarela hasta finales del siglo XVIII, influenciados por los acuarelistas ingleses. Hubert Robert, VIctor Desprez y Claude Challe viajaron a Italia, donde pintaron paisajes de ruinas. En París dichas obras fueron muy bien recibidas, promoviendo la acuarela en Francia.

En España la acuarela fue practicada gracias a la estancia del escocés David Roberts y al entusiasmo de Genaro Pérez Villaamil, quien viajó con David Roberts por la Península Ibérica. A su vez Eugenio Lucas y Cosme Algarra colaboraron con Perez Villaamil. Quien realmente dio a conocer la acuarela en España y ayudó a su divulgación en Italia y Francia fue Mariano Fortuny, uno de los más conocidos artistas del siglo XIX, propulsor de la primera asociación de acuarelistas en España, fundada en Barcelona. A nivel nacional, la primera Asociación de Acuarelistas fue fundada en Madrid en el último tercio del siglo XIX.






Hacia mediados del siglo XIX los americanos fundaron la Asociación Americana de Acuarela. Dos de los más célebres pintores de la época, Thomas Eakins y Winsolw Homer también pintaban a la acuarela. Maurice Prendergast, Mary Cassatt, Whistler y John Singer Sargent fueron los cuatro artistas que tomaron el relevo hasta llegar a un fin de siglo esplendoroso para la acuarela americana.

El primer cuadro abstracto de la historia del arte fue pintado a la acuarela en el año 1910 por Wassily Kandinsky. Sin embargo, los artistas de la acuarela, salvo contadas excepciones, no participaron en el arte no figurativo o abstracto , por el contrario, se mantuvieron algo distanciados de los estilos y movimientos que iban sucediéndose durante la mitad del siglo XX, limitándose a incorporar a sus acuarelas la luminosidad de los impresionistas, el uso provocativo del color y el contraste y algunos nuevos esquemas de composición inspirados en el arte moderno en general.

Aunque los grandes artistas del siglo XX apenas pintaron acuarelas, el número y la calidad de acuarelistas en toda Europa aumentó bastante. Aunque la acuarela tiene un lenguaje en consonancia con el arte contemporáneo, tiene una base constructiva a la que la pintura a la acuarela no ha renunciado jamás. 

En cuanto a la temática, la pintura a la acuarela sigue con los motivos tradicionales: el paisaje rupestre, la marina, los temas portuarios y de ferrocarril, el retrato y la figura, la naturaleza en general, la naturaleza muerta y temas actuales, dinámicos como casas y calles de suburbios , barracas, zonas industriales, etc.

Aun queda mucho por descubrir sobre la acuarela. Será tema de una próxima entrada....




Guitarrista Español Edouard Manet, 1861, acuarela)



miércoles, 1 de julio de 2015

Francisco de Zurbarán




Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, 7 de noviembre de 1598 - Madrid, 27 de agosto de 1664) fue un pintor del Siglo de Oro español. Contemporáneo y amigo de Velázquez, destacó en la pintura religiosa. Fue un artista representativo de la Contrarreforma. Influido en sus comienzos por Caravaggio, su estilo fue evolucionando para aproximarse a los maestros manieristas italianos. 

Pintor español nacido en Fuente de Cantos (Badajoz) en 1598 y muerto en Madrid en 1664. Junto a Velázquez y Alonso Cano forma parte de la triada de pintores más importantes del barroco sevillano del primer tercio del siglo XVII.

A los quince años se trasladó a Sevilla, ciudad en la que comenzó su actividad artística. Por voluntad de su padre, que encomendó a Pedro Delgueta la búsqueda de un maestro, Francisco de Zurbarán se inició en el oficio de pintor. Fue así que, desde 1614 hasta 1617 realizó su aprendizaje en el taller del pintor sevillano Pedro Díaz de Villanueva.

En aquella época conoció a Velázquez y realizó la primera obra de la que se tiene noticias, la Inmaculada. firmada y fechada en 1616 y el Cristo atado a la Columna de 1620. Estas obras de juventud muestran fuertes rasgos italianizantes y todavía están lejos del tenebrismo y realismo de su restante producción, aunque muestran una fuerte personalidad artística.



Probable Autorretrato (Museo del Prado, Madrid)

Hacia 1617 contrajo matrimonio con María Páez, diez años mayor que él y se extableció en Llerena (Extremadura). De este período existen noticias documentales de distintas obras: el cuadro de la Virgen para la Puerta de Villagracia de Llerena y las trazas para la fuente de la Plaza Mayor, destruida en la guerra civil de 1936, así como quince misterios del Rosario para la iglesia parroquial de Fuente de Cantos, obras hoy desaparecidas. 

En 1626 el convento dominico de San Pablo del Real de Sevilla lo contrató para la realización de veintún cuadros, que debían estar terminados en un plazo de ocho meses. A partir de ese momento inició la carrera como pintor de la vida monástica española. A ellos pertenecen La Crucifixión, cuadro muy admirado por sus conteporáneos. Entre 1628 y 1629 realizó el ciclo de pinturas para el colegio franciscano San Buenaventura, al que pertenecen obras como San Buenaventura y santo Tomás de Aquino ante el Crucifijo, Un Ángel da a San Buenaventura la inspuración para la elección de un nuevo Papa, San Buenaventuraen el concilio de Lyon y Exposición del cuerpo de San Buenaventura. En ellos el arte de Zurbarán aparece perfectamente definido: destaca la fuerza realista propia de los mejores pintores españoles de la época, el sentido de la ordenación en la composición y de la monumentalidad, y utiliza el fondo oscuro, tan propio de toda su pintura.

En agosto de 1628 contrató el ciclo de pinturas del convento de la Merced Calzada de Sevilla y realizó 22 cuadros sobre la vida de San Pedro Nolasco, de los que destacan: Aparición de San Pedro Crucificado a San Pedro Nolasco y La Visión de San Pedro Nolasco.

En 1626 se estableció en Sevilla por invitación del Consejo Municipal de la ciudad. Debido a la gran celenridad que le dieron las obras de San Pablo y a su alta reputación como pintor, no tuvo que realizar el tradicional examen de la Corporación de Pintores de la ciudad. Tal excepción provocó las quejas de los artistas sevillanos, entre ellos del propio Alonso Cano, que fueron desatendidas por el Consejo Municipal



Cuadros del Taller de Zurbarán (Museo de Bellas Artes de Castelló)


El propio Consejo Municipal le encargó varias obras, como la Inmaculada Concepción. Entre 1630 y 1633 se desarrolló la etapa más fecunda de su obra. Pintó tanto naturalezas muertas como obras religiosas. De este período son obras como: Bodegón con naranjas (1633), Bodegón de membrillos, Agnus Dei, La visión del Beato Alonso Rodríguez (1630), La apoteosis de Santo Tomás de Aquino (1631), encargado por los dominicos, Santa Margarita y el cuadro de Isabel de Portugal. 

En 1634 fue llamado a Madrid, sin duda favorecido por Velázquez, su amigo de juventud. Allí participó de la decoración del Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro, para el que realizó la Defensa de Cádiz contra los ingleses, La expulsión de los holandeses de la isla de San Martín, obra perdida, y diez lienzos sobre pasajes de la vida de Hércules. Esta estancia en Madrid tuvo una gran repercusión en su estilo: siguiendo el ejemplo de Velázquez renunció al tenebrismo y se adentró en un clasicismo, influido por la pintura veneciana. En 1636 se le concedió el título de Pintor del Rey.

De regreso en Sevilla trabajó en El retablo de la capilla de San Pedro de la catedral sevillana y en el Convento de la Merced Descalza (1636), para el que realizó obras como San Antonio Abad y San Lorenzo, donde se hace patente la transformación de su estilo. De esta época son también El Retablo de la iglesia de Nuestra Señora de Llerena, o las pinturas para la cartuja de la Defensión de Jerez de la Frontera, así como el magnífico conjunto del Monasterio de San Jerónimo de Guadalupe. Se trata de once lienzos entre los que destacan La Misa del Padre Cabañuelas y La visión del Padre Salmerón. 


La Defensa de Cádiz (1643), Museo del Prado, Madrid



En 1639 se quedó viudo por segunda vez, y en 1644 se casó con Leonor de Tordena. Son los años en los que realizó el Retablo de la Capilla de Nuestra Señora de los Remedios de la colegiata de Santa María de Zaffra, o varias obras para la cartuja de Cuevas de Sevilla (San Bruno y el papa Urbano II, San Hugo en el Refectorio de los Cartujos, Virgen de los Cartujos). Destaca también la Anunciación pintada para el conde de Peñaranda. En su Inmaculada Concepción niña (1656) se detecta una clara influencia de Guido Reni. 

Después de 1645, la llegada de artistas a Sevilla, como Murillo hizo que su estima decayera. Como consecuencia, dejó de recibir muchos encargos, lo que le obligó a realizar una producción de pinturas de mediocre calidad para ser exportadas a América. Su situación económica y profesional se deterioró, lo que hizo que en 1658 se trasladara a Madrid en busca de mejores trabajos. Aunque su arte no pudo nunca adaptarse al gusto impuesto por el pleno barroco, realizó trabajos hasta el final de sus días. Murió en Madrid en 1664, en una absoluta pobreza.

Su obra es un caso especial dentro de la pintura barroca hispana. Se apartó de la realizada por sus contemporáneos y desarrolló un estilo personal, caracterizado por la simplicidad compositiva, carente de la artificiosidad del barroco. Realizó un gran número de obras que reflejaban la vida monástica, producto de la Contrarreforma. Creó atmósferas sencillas con composiciones en planos horizontales, un sentido íntimo de la luz, y una reducción a esquemas geométricos de cierta rigidez. Zurbarán fijó un tipo de icomografías, junto a Pacheco y Murillo, que se diferienciaría de la creada en la escuela castellana, son geniales sus bodegones, donde es posible adentrarse en su realismo, y en los que la simetría, elemento fundamental de la composición, crea un ambiente sereno y equilibrado.

A lo largo de los siglos la apreciación de la obra de Zurbarán ha sufrido diferentes consideraciones. Olvidado durante más de cien años, fue a partir de mediados del siglo XIX cuando el movimiento romántico comenzó a reinterpretar y a redescubrir su pintura. Sin embargo, hasta el siglo XX no se realizó un estudio serio sobre su obra, Los cubistas apreciaron su obra en gran medida, y en la actualidad se lo considera, junto a Velázquez o El Greco, una de las grandes personalidades del arte español de todos los tiempos.



Naturaleza Muerta con Limones, Naranja y Rosa (1633). Norton Simon Museum


viernes, 13 de marzo de 2015

Jan van Eyck



Jan van Eyck (Maaseik, 1390 - Brujas, antes del 9 de julio de 1441), pintor flamenco que trabajó en Brujas. Está considerado uno de los mejores pintores del Norte de Europa del siglo XV y el más célebre de los Primitivos Flamencos. Robert Campin y los hermanos van Eyck fueron las figuras de transición desde el Gótico Internacional hasta la Escuela Flamenca. El estilo flamenco que se dio en los Países Bajos en l siglo XV se ha considerado como la última fase de la pintura gótica. A este estilo pictótico del gótico tardío en el siglo XV, que anuncia el Renacimiento Nórdico en Europa, también se lo conoce como Ars nova. 

Jan van Eyck pertenecía a una familia de pintores. A menudo se lo ha relacionado con el pintor Hubert van Eyck, al que se considera su hermano, debido a que ambos provenían de la misma ciudad, Maaseik, En documentos de la corte de borgoña se menciona a otro hermano, Lambert van Eyck, y se tiene la teoría de que pudo ser pintor, fue el que supervisó el cierre del taller de Jan van Eyck en Brujas. Otro pintor significativa, bastante más joven, que trabajó en el sur de Francia, Barthelémy van Eyck, se cree que era un pariente. 

Se desconoce la fecha de nacimiento de Van Eyck. Una tradición que se remonta a Lucas van Heere (1559) y Marcus van Vaernewijck (1568), fija su lugar de nacimiento en Maaseik, cerca de Mastrique, en la provincia de Limburgo, a orillas del río Mosa. Nada se sabe de su formación como artista. Se ha apuntado la posicilidad de que se formase en París, aunque no existen pruebas al respecto. 

Sus primeros pasos se dieron en el mundo de la miniatura en la época dominada por la tradición tardiogótica francesa. De este primer período solo quedan las miniaturas en el Libro de Horas de Turín. Se ha apuntado la posibilidad de que lo encargara el Duque Guillermo IV de Baviera antes de 1417, aunque es más probable que fueran realizadas en Holanda para el conde de Holanda, Juan de Baviera entre 1422 y 1424. la mayor parte de éstas fueron destruidas por el fuego en 1904, aunque existen fotografías, pero otra parte del manuscrito se conserva en el Museo Cívicod'arte antica de Turín. No se sabe con exactitud si estas miniaturas fueron realizadas por Jan o por su hermanoHubert, como ocurre con otras obras de la misma época. 

Aun con dudas, parece lo que sí es de Jan van Eyck es un díptico representando la Crucifixión y el Juicio Final, que se conserva en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, datado alrededor de 1430. Quizás formaba parte de un políptico más amplio desmembrado o de un díptico. 



Políptico de Gante, vista interior, (Jan van Eyck, 1432, Óleo sobre tabla)



Hubert van Eyck murió el 18 de septiembre de 1426 y Jan prosiguió con la gran obra de la pintura flamenca de principios del siglo XV, el Políptico de Gante, terminado en 1432. Está formado por numerosas tablas. En esta obra se pueden apreciar algunos de los caracteres típicos de la pintura de van Eyck: naturalismo analítico, uso de colores luminosos, cuidado por la representación del paisaje y gran lirismo.

Comenzado en algún momento antes de 1426, y terminado en parte para 1432, este políptico se considera que representa la conquista final de la realidad del Norte que se diferencia de las grandes obras del Primer Renacimiento en Italia. Se encuentra en su ubicación original, la catedral de San Bavón en Gante, Bélgica Ha tenido una historia turbulenta, sobreviviendo a los alzamientos iconoclásticas del siglo XVI, la Revolución Francesa, gustos cambiantes que llevaron a su diseminación y más recientemente el saqueo de los nazis. Cuando la Segunda Guerra Mundial acabó fue recuperado en una mina de sal. 

Tras la muerte de Juan de Baviera (1425), se reencuentra en Flandes con su hermano Hubert van Eyck, entrando al servicio del poderoso e influyente príncipe Valois, Felipe el Bueno, Duque de Borgoña, como pintor y ayuda de cámara. El centro artístico de los Duques de Borgoña, que, hasta ese entonces se había desarrollado en Dijón y París, pasó con Felipe el Bueno a Flandes y Brabante. 

Una serie de documentos publicados en el siglo XX registran sus actividades al servicio de Felipe. Es evidente que gozaba de un gran prestigio y muy buenas relaciones con el duque, y por ello se le encargaron viajes que eran más bien de carácter diplomático. El 26 de agosto de 1426, el pintor recibe pago para emprender, en nombre del duque, un peregrinaje y un lejano viaje secreto, y recibe la renumeración procedente de una misión diplomática al extranjero. Estos viajes le permitieron reconocer nuevas luminosidades, cielos y atmósferas diáfanas e incluso notar nuevas vegetaciones. En el Políptico de Gante aparecen, como parte del paisaje de la paradisíaca Nueva Jerusalém, figuradas con precisión casi naturalista, especies mediterráneas. 


Virgen del canónigo Van der Paele (Jan van Euck, 1436, Museo Groenige, Brujas, Bélgica)

Las obras de Jan van Eyck que se le atribuyen sin dudar, debidamente firmadas y datadas, pertenecen todas a la última década de su vida, y además no son encargos de aquellos nobles, sino más bien de comerciantes, altos funcionarios y clérigos a título particular. Parece que después de 1429 se instaló en Brujas, donde adquirió una casa en 1431, aproximadamente en la misma época se casa con Margarita, aunque se ignora su procedencia. Como pintor y ayuda de cámara del duque, Jan van Eyck estaba excepcionalmente bien pagado. Su salario anual era bastante alto cuando fue contratado por primera vez, pero se le dobló dos veces en los primeros años, y a menudo recibió suplementos por sus encargos. En 1434 - 1435 el magistrado de la ciudad de Brujas retribuyó a van Eyck por la policromía de seis estatuas y su baldaquino en la fachada del Ayuntamiento. 

El 20 de agosto de 1436 fue renumerado por ciertos viajes lejanos  en tierras extranjeras. Se trata probablemente de una misión a tierras no cristianas, relacionadas con los proyectos de cruzadas de Felipe el Bueno, quizás un viaje por Bizancio o Jerusalém. No puede excluirse que van Eyck haya tenido que hacer reconocimientos de caminos y territorios y reflejarlo en un plano.

Al período 1432 - 1439, pertenecen las pinturas datadas que se consideran auténticas. Hay algunas obras de atribución incierta que se imputan más a su taller, como ocurre con San Jerónimo en su estudio que se cree que se realizó parcial o totalmente en su taller. También en ese taller o de pintor anónimo hispano -flamenco se atribuye la obra La Fuente de la Gracia y triunfo de la Iglesia sobre la Sinagoga (Museo del Prado), cuya fecha de ejecución se encuentra entre 1430 y 1455A su muerte, Jan van Eyck dejó inacabada la Virgen de Nicolás Van Maelbecke (colección privada, Gran Bretaña), que estaba destinada para la Iglesia de San Martín en Ypres. 

Murió poco antes del 23 de junio de 1441. En calidad de miembro de la familia ducal fue inhumado en el claustro anejo a esa iglesia. Por intervención de su hermano Lambert su tumba fue transferida al interior de dicha iglesia. 


Retrato de Giovanni Armolfini y su esposa (Jan van Eyck, 1424, National Gallery, London)


martes, 25 de noviembre de 2014

Capilla Tornabuoni

Natividad de la Virgen (Domenico Ghirlandaio, Capella Tornabuoni, Firenze)

La Capilla Tornabuoni es la Capilla Mayor de la Basílica Santa Maria Novella, Florencia, Italia. 

Esta capilla fue pintada por primera vez a mediados del siglo XVI por Orcagna. Se encontraron restos de esta antigua pintura durante la restauración de los años 40 del siglo XX, sobre todo en la bóveda. Después de su descubrimiento fueron separados y actualmente se exhiben en el refectorio antiguo, que constituye el Museo de Santa Maria Novella. 

La familia Sasetti, banqueros ricos relacionados con los Medici, había comprado desde hace muchas generaciones los derechos de la decoración del altar principal de la iglesia, mientras que las paredes de la capilla y del coro estaban a cargo de la familia Ricci. Sin embargo, en 1348 los Ricci se encontraban en dificultades financiera en una época de crisis financiera de las empresas de Florencia, estand los frescos de Orcagna en bastante mal estado. Los derechos de patronazco sobre el coro fueron traspasados a la familia Sasetti. Este deseaba adornar la capilla con frescos de San Fransisco de Asís. A causa de un enfrentamiento entre dominicos y franciscanos este encargo fue finalmente realizado en la Iglesia de la Santa Trinidad, por el pintor Domenico Ghirlandaio. 


Los frescos de la Capilla Sasetti en la Capilla de la Santa Trinidad fueron un encargo del donante y banquero Francesco Sassetti, administrador de la rama de la familia Medici. En esta capilla el artista pintó seis episodios de la vida de San Francisco, datados en 1485. 



Capilla Tornabuoni, Santa Maria Novella

Inmediatamente después de haber terminado esta obra, se le solicitó que renovara los frescos del coro de Santa Maria Novella, perteneciente a la familia Ricci, en aquel momento en manos de las familias Tornabuoni y Tornaquinci, quienes se hicieron cargo de los costos de reatauración. Los frescos de la Capilla Tornabuoni están dispuestos en cuatro ciclos a lo largo de tres paredes, siendo los temas principales la vida de la Virgen y de Juan Bautista. Estas obras son particularmente interesantes por los numerosos retratos, los cuales cuentan con un valor históricointrínsico, debido al conocimiento iconográfico de los personajes, además de su valor técnico, por la especial capacitación de Ghirlandaio para el retrato. 

Hay al menos veintiún retratos de mienbros de la familia Tornabuoni y Tornaquinci, en el Ángel que se aparece a Zacarías encontramis los retratos de Poliziano, Marcilio Ficino y otros, en la Anunciación de Ana e Isabel se puede reconocer a la bella Giovanna Tornabuoni. La Capilla Tornabuoni fue terminada en 1490, el retablo fue probablemente ejecutado con la ayuda de los hermanos de Domenico, Davide y Benedetto. Se relaciona con dichos frescos el Retrato de Giovanna Tornabuoni (1488) del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, único ejemplo de Ghirlandio en España. 

En 1485, cuando estaba terminando los frescos de la Iglesia de la Santa Tribidad, Giovanni Tornabuoni lo llamó para refrescar la propia capilla mayor de Santa Maria Novella, esta vez con escenas de la vida de Maria y de Juan Bautista (Patrón de la ciudad de Florencia). Este refrescamiento siguió el modelo de las anteriores escenas de Orcagna. 



La expulsión de Joaquín del Templo (Domenico Ghirlandaio, Capilla Tornabuoni)


Domenico Ghirlandaio, en esa época el artista más famoso de la época entre los ricos mercaderes florentinos trabajó allí entre 1485 y 1490 con ayuda de su taller. En aquel taller se encontraban otros artistas, incluidos sus hermanos Davide y Benedetto, su cuñado Sebastiano Maainardi y probablemente también el joven Miguel Ángel, alumno de Ghirlandaio. Dado el tamaño de la empresa, gran parte fue pintada con ayudantes. El estilo de todas las obras es homogéneo. La obra fue realizada por el artista en los cuatro años estipulados por contrato. 

La popularidad de Ghirlandaio resistía en su maestría en ambientar las escenas sagradas en la vida social de la época y su enorme capacidad para retratar a los miembros de la alta sociedad de Florencia, entre los cuales los Tornabuoni, aliados de los Medici, eran una de las familias más importantes. El resultado final fue desigual: mientras que las escenas más bajas y más cercanas al espectador tienen retratos maravillosos, composición equilibrada y detalles increíbles, las escenas superiores son más estáticas, con movimientos más bien torpes, sugiriendo una intervención masiva del taller. 

Los frescos de la capilla Tornabuoni desarrollan escenas de la vida de la Virgen y de San Juan Bautista, sobre las tres paredes disponibles. Cada pared se divide en varias secciones horizontales y cada sección horizontal puede estar dividida en varias escenas. Las secciones se leen de abajo hacia arriba, aunque dicho sistema fue considerado arcaico en aquella época. Finalmente, la iluminación de los frescos está adaptada a su situación en las tres paredes. 




Vista del techo de la Capilla Tornabuoni